Mientras el mundo vive quizás su fase histórica más difícil después de la Segunda Guerra Mundial, nuestro país celebra ochenta años de libertad y democracia. En 1945 celebramos la liberación de los horrores del nazi-fascismo y de la unión de las culturas democráticas que habían dado vida a la lucha partidista (la "Resistencia"), nació la Constitución y se inició ese largo camino de paz y democracia que aún hoy se nos presenta como una dimensión natural y permanente.

De los escombros de la guerra también germinó la idea y luego el proyecto de la Unión Europea y se fortalecieron los espacios de cooperación multilateral entre estados, empezando por la ONU, la organización de las Naciones Unidas.

Hoy este mundo parece seriamente cuestionado por quienes quisieran hacernos retroceder casi un siglo, restableciendo un escenario internacional dominado por la lógica de la fuerza y la prevaricación. Italia, con sus sesenta millones de hijos de italianos en el mundo (seis de los cuales tienen ciudadanía) tiene el internacionalismo y la solidaridad entre los pueblos en su ADN y, por este motivo, también debería vacunarse contra las tentaciones soberanistas y autoritarias.

Por estas razones debemos defender el multilateralismo y apoyar con convicción los acuerdos internacionales; en primer lugar, el que existe entre la Unión Europea y Mercosur. Es una respuesta a quienes desean un mundo dividido en dos o tres áreas de influencia, pero también a quienes creen más en la construcción de muros y barreras entre los pueblos que en el fortalecimiento de caminos y puentes entre regiones distantes pero unidas por una vocación común.

En el Mercosur viven millones de personas que tienen un vínculo muy fuerte con Italia y Europa y la construcción de un mercado común de más de 700 millones de personas sería una oportunidad de cooperación y desarrollo que iría mucho más allá de un simple acuerdo comercial.

Estoy convencido de ello y en ese sentido estoy trabajando intensamente dentro de la comisión exterior de la Cámara de Diputados, así como en todos los foros internacionales en los que periódicamente participo. Un compromiso que llevo adelante de manera coherente en mi cargo como representante en el Parlamento de la comunidad de italianos de América del Sur y del mundo.

El mismo compromiso que hace unas semanas me llevó a ser nombrado secretario de la comisión parlamentaria de investigación sobre los efectos económicos y sociales de la recesión demográfica. Efectos que ya están en marcha y a los que debemos responder con políticas capaces de revertir esta tendencia que, de continuar, conduciría a la parálisis de nuestro sistema de Estado de bienestar y a una grave crisis económica.

Las soluciones no son sencillas y evidentemente es posible actuar en varios niveles, en primer lugar, en el apoyo a las familias y a la natalidad; esta última solución sólo podría producir un resultado positivo después de algunas décadas, por lo que es necesario identificar otras posibles formas de atacar el fenómeno.

Uno de ellos es, sin duda, el uso inteligente y estructurado del potencial que representan las jóvenes generaciones de italianos nacidos en el extranjero; A ellos hay que dirigir programas específicos e innovadores, así como a los numerosos expatriados italianos a los que es necesario ofrecer condiciones e incentivos para regresar a Italia, como el indicado en un proyecto de ley específico que pretende facilitar la llegada de estudiantes y trabajadores del extranjero, dando prioridad a los jóvenes descendientes de italianos.

Sigo insistiendo y luchando en este y muchos otros proyectos e iniciativas, como se desprende de la lectura de este boletín que pretende ofrecer un resumen de los principales compromisos de estos últimos meses.

Y dado que nos encontramos en un clima pascual y que la Pascua de este año coincide con el Jubileo extraordinario de la esperanza, permítanme dirigir a cada uno de vosotros y a vuestras familias mis más sinceros y afectuosos deseos de prosperidad y de paz, con la esperanza de que estos dones puedan vivirse y compartirse en todos los rincones de nuestro planeta.